El amor en los tiempos de la sociedad líquida
"- Hola, guapa... ¿te puedo seguir escribiendo al privado? Es que te me haces interesante".
Y así empieza la historia de amor, dolor, pasión, desenfreno, celos, traiciones y, cómo no, poligamia virtual, que a lo mucho durará unos meses, antes que caigas en cuenta de que él no es la imagen de hombre deconstruido idealizada y tú no eres la mujer perfecta, cero patologías mentales que ambos pensaron.
Pero, lastimosamente, ese TE QUIERO, o peor aún, el TE AMO prematuro ya están ahí. Ya les diste forma, ya lo envolviste en dos capas de ilusión y cinco de toxicidad. Ya te acuestas con su nombre en mente, esperando un último mensaje y generando pavor al terrible azulino de la mortal doble flechita. Ahora, toma la forma de una red social, un muro público donde tu foto no aparece, pero sí la de otras personas... donde todos los días publica alguna cosa relacionada a la tristeza o desamor, cuando a tu privado te dicen que tú eres la razón de su, aparentemente inexistente, alegría/sonrisa.
Hemos dado fluidez a las emociones, no las contenemos, no les restringimos el paso, desnudamos el cuerpo, pero lo más grave es que también desnudamos el alma, en esta danza inconstante de verdades a medias y mentiras digitales. El inventor del copy & paste mira desde su “Cloud”, sonriente, el uso masivo que le damos a su invento, mandando las mismas triviales palabras de amor voluble a una lista cada vez más creciente de contactos...
De bloqueo en bloqueo vamos experimentando que el amor de lejos resulta tan voluble e inseguro como el presencial, el del chico del departamento de al lado, el del "crush" del colegio, el del novio de la u, el del match de Tinder... al final es solo agua que cambia de recipiente.
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